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El Almacén Central de Peñarroya-Pueblonuevo y su atribución errónea al Gabinete Eiffel: consideraciones históricas, técnicas y legales

Actualizado: hace 4 días

La extendida atribución popular del Almacén Central de Peñarroya-Pueblonuevo al denominado Gabinete Eiffel carece de fundamento documental, técnico e historiográfico.

En primer lugar, la revisión de los archivos conservados —tanto en el Archivo Histórico Minero de Peñarroya como en los fondos de la Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya (SMMP) en París y Madrid— no arroja ninguna evidencia de participación del Bureau des Études Eiffel. La consulta de los Fonds Eiffel en los Archives Nationales de France confirma igualmente la ausencia de cualquier referencia al complejo industrial peñarriblense entre los proyectos del estudio.


En segundo lugar, el análisis constructivo del edificio demuestra que ni su sistema estructural ni sus soluciones tecnológicas responden a los modelos característicos del gabinete Eiffel. Las cerchas metálicas, la modulación, las uniones y los perfiles laminados se corresponden plenamente con la arquitectura industrial empleada por la propia oficina técnica de la SMMP durante las dos primeras décadas del siglo XX, sin rastro de los componentes propios fabricados en los talleres de Levallois-Perret.


Por último, debe recordarse que la SMMP disponía desde principios del siglo XX de una oficina técnica altamente cualificada, integrada por ingenieros franceses y españoles capaces de proyectar y ejecutar sus propios talleres, almacenes y naves industriales. No existe, por tanto, ninguna razón técnica ni logística para pensar en una externalización a la firma Eiffel.


Este posicionamiento historiográfico no solo deriva de la investigación académica reciente, sino que ha sido incorporado de forma explícita a la documentación técnica elaborada para la declaración del Almacén Central como Bien de Interés Cultural, cuya tramitación fue aprobada por la Junta de Andalucía.

Dicha documentación —publicada por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) en su página web— recoge de manera literal la ausencia de evidencias documentales y constructivas que vinculen el edificio con el Gabinete Eiffel, rechazando expresamente esta atribución popular y calificándola de mito local que carece de soporte histórico y científico.


En conjunto, la evidencia archivística, histórica y constructiva permite descartar de forma concluyente la autoría del Gabinete Eiffel en el Almacén Central, debiendo considerarse esta atribución como un relato tradicional sin respaldo documental ni técnico, tal y como queda recogido en la documentación oficial para su declaración como BIC.


En este sentido, se estima oportuno recordar a los medios de comunicación, entidades culturales y plataformas divulgativas la necesidad de observar el principio de veracidad informativa previsto en el artículo 20 de la Constitución Española, así como las obligaciones de diligencia, contraste de fuentes y protección del patrimonio cultural definidas en la legislación vigente. La difusión pública de datos que se saben inexactos o contrarios a la evidencia documental no solo vulnera el deber de información veraz, sino que compromete la correcta transmisión del conocimiento histórico y puede perjudicar los procedimientos administrativos y técnicos relativos a la protección del patrimonio. Por ello, se insta a los agentes comunicadores a ejercer su función con rigor, respetando la información acreditada y evitando la perpetuación de narrativas desmentidas por la investigación científica y la documentación administrativa oficial.


Asimismo, resulta necesario subrayar que la persistencia en la divulgación de afirmaciones históricas que carecen de sustento documental, especialmente cuando han sido formalmente desmentidas en procedimientos administrativos y en estudios científicos acreditados, constituye una práctica contraria no solo a los códigos éticos del periodismo y la comunicación cultural, sino también a los principios básicos de responsabilidad institucional y de protección del patrimonio establecidos en la legislación española y andaluza. La Ley 14/2007, de Patrimonio Histórico de Andalucía, dispone en su artículo 4 que “todos los ciudadanos y, en particular, los poderes públicos, están obligados a cooperar en la protección y defensa del patrimonio histórico” y, en su artículo 5, exige a las entidades públicas y privadas el ejercicio de actuaciones que “favorezcan la tutela y transmisión veraz” del mismo. Asimismo, el artículo 72 prevé un régimen sancionador aplicable a actuaciones que, por acción o omisión, puedan menoscabar la correcta conservación, gestión o difusión de bienes protegidos. En el mismo sentido, el deber de información veraz establecido en el artículo 20.1.d) de la Constitución Española, junto con los principios de diligencia, contraste de fuentes y responsabilidad social recogidos en los códigos deontológicos del periodismo, resultan plenamente aplicables a la comunicación cultural. Por ello, la reiteración en la divulgación de datos falsos o desacreditados sobre bienes declarados Bien de Interés Cultural no es una práctica inocua: puede constituir una vulneración del deber legal de cooperación, un perjuicio a la protección administrativa del bien y un incumplimiento ético grave en el ejercicio de la función informativa. Se exhorta, por tanto, a los agentes mediáticos e institucionales a extremar el rigor y la responsabilidad en la generación y transmisión de contenidos relativos al Almacén Central de Peñarroya-Pueblonuevo, ajustándose a la evidencia documental acreditada y a la normativa aplicable.


Enlace a la guía digital del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico:



En este enlace se transcribe el contenido de la Documentación Técnica redactada para su declaración como Bien de Interés Cultural en el año 2005:


Datos Históricos

Este edificio con el tiempo ha devenido en uno de los más emblemáticos de todo el Cerco Industrial tal vez por la regularidad de sus líneas, su grandiosidad, o quizás por que se ha mantenido en un buen estado de conservación, habiéndose salvado de la piqueta y el soplete por motivos que se desconocen pero que seguramente hayan sido meramente especulativos.

Terminado de construir en 1917 según afirman unas placas metálicas situadas en las viguerías de los pasillos centrales, sus estructuras, aún siendo impresionantes, no presentan ninguna solución novedosa en la arquitectura de hierro de la época, incluso podía decirse que esas formas ya estaban superadas, pero que, dado el uso a que estaba destinado este edificio, esa era una solución suficiente y probada por lo que no había necesidad de diseños más complejos. Aún así, si que debía ser algo poco frecuente en España, incluso muchos años después de haber sido construido, porque de siempre recibió este edificio visitas de escuelas de ingenieros que venían a conocer sus forjados.

Por cierto que parece que su diseño fue más de la mano de ingenieros que de arquitectos, lo que era habitual en la época.


Aparte de sus funciones como depósito, el Almacén Central ejerció una gran fascinación en la conciencia colectiva de Peñarroya-Pueblonuevo en los años de carestía y escasez, tanto en los años veinte del pasado siglo como en los posteriores a la guerra civil de 1936.

El almacén Central era el paradigma de la opulencia y la abundancia pues sus anaqueles y estantes, además de repuestos, tornillería o maquinaria, siempre estaban surtidos de los bienes de consumo necesarios al funcionamiento de las industrias así como los que se precisaban para atender la intendencia doméstica de los altos directivos de la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya sin que esto incluyese alimentos.

En los años difíciles los más favorecidos se podían surtir allí de jabones, papel higiénico, lienzos, toallas, mobiliario, objetos de escritorio, aceites para alumbrado, bombillas eléctricas, etc. Pero posiblemente su fama de riqueza se debiera a que en sus sótanos se almacenaba la plata obtenida del refinado del plomo en espera de tener una cantidad suficiente como para hacer una venta o fletar una expedición hasta el puerto de Sevilla.


Hace unos años, desde instancias oficiales se hizo correr la historia de que tanto el diseño del almacén Central como el de la nave de la Fábrica de Tejidos fueron obra del mismísimo Eiffel. Cuando fue evidente que esto no podía sostenerse, la versión fue cambiada asignando la autoría al "Estudio de Eiffel" y aunque hubo quien demostró documentalmente que Eiffel jamás trabajo ni tuvo ningún vínculo con la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya, lo que provocó una gran polémica y duras descalificaciones por parte de los mixtificadores, de manera interesada se mantiene el equívoco alegando que eso prestigia a Peñarroya-Pueblonuevo.

En esta misma línea , hacia el año 2000 se bautizó al Almacén Central como "Complejo Pierre Rousseau" en honor a un ingeniero francés, el último en abandonar Peñarroya-Pueblonuevo, que si bien no tuvo una relación directa con este edificio y sus instalaciones, si hay que reconocerle un gran amor por la ciudad y un papel decisivo en los intentos por salvar su industria en los últimos años de la década de los cincuenta cuando ya la debacle era evidente.


En los últimos años dos Escuelas Taller se han sucedido en las tareas de restauración del Almacén Central, habiendo restaurado primero el ala sur y luego el ala norte.

Al almacén Central, en un momento indefinido pero que debió de ser prácticamente inmediato a su construcción a juzgar por alguna planimetría antigua, se le añadieron dos edificios menores flanqueando la puerta de la fachada sur y que ejercían las funciones de almacén de objetos de escritorio el de la derecha, y de imprenta, reproducción y comedor para los trabajadores el otro.





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@María Isabel Payer Ibáñez. Arquitecta, 2004-2023.

Proyecto de Tour Virtual del Cerco Industrial de Peñarroya
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